Descripcion
El Rolls-Royce Phantom VI, presentado inicialmente en 1968, es un ejemplo emblemático de la excelencia artesanal británica y el lujo automotriz. Producto de la prestigiosa casa Rolls-Royce, este modelo se mantuvo en producción hasta 1990, representando el pináculo del transporte de lujo durante más de dos décadas.
El Phantom VI es la continuación de la ilustre saga iniciada por el Phantom I en 1925. Su diseño se basó en el chasis del Phantom V, pero incorporó mejoras sustanciales. Equipado inicialmente con un motor V8 de 6,2 litros, a partir de 1979 el modelo recibió una actualización a un motor de 6,75 litros para mejorar el rendimiento. Este vehículo ofrecía una transmisión automática de cuatro velocidades, asegurando una conducción suave y majestuosa.
Una de las características más destacadas del Phantom VI es su carrocería, que a menudo era personalizada por carroceros de renombre como Mulliner Park Ward. Esto permitió a los propietarios diseñar su coche a medida, reflejando su estatus y estilo personal. El interior del Phantom VI se distinguía por el uso de materiales nobles como maderas finas y cueros de alta calidad, ofreciendo un ambiente de opulencia sin igual.
El Phantom VI fue especialmente popular entre las casas reales y los jefes de estado. La familia real británica, por ejemplo, posee varias unidades que se utilizan en ceremonias oficiales. Este modelo simboliza la tradición y el prestigio de la marca Rolls-Royce, consolidándose como un icono de lujo y sofisticación.
Aunque no recibió premios específicos, el Phantom VI es ampliamente reconocido por su legado y contribución al mundo del automovilismo de lujo. Su producción limitada y exclusividad lo convierten en una pieza codiciada por coleccionistas de coches clásicos.
El Phantom VI es la continuación de la ilustre saga iniciada por el Phantom I en 1925. Su diseño se basó en el chasis del Phantom V, pero incorporó mejoras sustanciales. Equipado inicialmente con un motor V8 de 6,2 litros, a partir de 1979 el modelo recibió una actualización a un motor de 6,75 litros para mejorar el rendimiento. Este vehículo ofrecía una transmisión automática de cuatro velocidades, asegurando una conducción suave y majestuosa.
Una de las características más destacadas del Phantom VI es su carrocería, que a menudo era personalizada por carroceros de renombre como Mulliner Park Ward. Esto permitió a los propietarios diseñar su coche a medida, reflejando su estatus y estilo personal. El interior del Phantom VI se distinguía por el uso de materiales nobles como maderas finas y cueros de alta calidad, ofreciendo un ambiente de opulencia sin igual.
El Phantom VI fue especialmente popular entre las casas reales y los jefes de estado. La familia real británica, por ejemplo, posee varias unidades que se utilizan en ceremonias oficiales. Este modelo simboliza la tradición y el prestigio de la marca Rolls-Royce, consolidándose como un icono de lujo y sofisticación.
Aunque no recibió premios específicos, el Phantom VI es ampliamente reconocido por su legado y contribución al mundo del automovilismo de lujo. Su producción limitada y exclusividad lo convierten en una pieza codiciada por coleccionistas de coches clásicos.