Descripcion
El Rolls-Royce Phantom III, introducido en 1936, representa uno de los modelos más emblemáticos de la prestigiosa marca británica. Este vehículo es notable por ser el último Rolls-Royce diseñado antes de la Segunda Guerra Mundial y por incorporar un motor V12, una novedad para la firma en aquel entonces. Este motor de 7.3 litros fue diseñado para proporcionar un rendimiento excepcionalmente suave y potente, con aproximadamente 165 caballos de fuerza, lo que lo convertía en uno de los coches más poderosos de su época.
El Phantom III no tuvo generaciones en el sentido tradicional, ya que fue producido durante un tiempo limitado hasta 1939, pero se distinguen diferentes carrocerías y configuraciones, dada la tradición de Rolls-Royce de ofrecer chasis a medida. Los carroceros de renombre, como Park Ward, Hooper, y Mulliner, crearon diseños únicos, haciendo que cada Phantom III sea una obra de arte personalizada.
Técnicamente, el Phantom III presentaba suspensión independiente delantera y un sistema hidráulico de elevación de válvulas, innovaciones que mejoraron notablemente la conducción y el confort. El chasis robusto y la calidad de construcción excepcional le conferían una durabilidad y estabilidad admirables.
En el mercado, el Phantom III se consolidó como símbolo de lujo y exclusividad. Fue altamente valorado por la élite de la época, incluyendo a la realeza y prominentes figuras públicas. Aunque no fue un modelo de producción masiva debido a su alto coste, su impacto en la industria automotriz fue significativo, estableciendo estándares de calidad y sofisticación.
El Rolls-Royce Phantom III se mantiene como una pieza de colección codiciada y un testimonio del ingenio automotriz de la preguerra, apreciado por entusiastas y coleccionistas por igual.
El Phantom III no tuvo generaciones en el sentido tradicional, ya que fue producido durante un tiempo limitado hasta 1939, pero se distinguen diferentes carrocerías y configuraciones, dada la tradición de Rolls-Royce de ofrecer chasis a medida. Los carroceros de renombre, como Park Ward, Hooper, y Mulliner, crearon diseños únicos, haciendo que cada Phantom III sea una obra de arte personalizada.
Técnicamente, el Phantom III presentaba suspensión independiente delantera y un sistema hidráulico de elevación de válvulas, innovaciones que mejoraron notablemente la conducción y el confort. El chasis robusto y la calidad de construcción excepcional le conferían una durabilidad y estabilidad admirables.
En el mercado, el Phantom III se consolidó como símbolo de lujo y exclusividad. Fue altamente valorado por la élite de la época, incluyendo a la realeza y prominentes figuras públicas. Aunque no fue un modelo de producción masiva debido a su alto coste, su impacto en la industria automotriz fue significativo, estableciendo estándares de calidad y sofisticación.
El Rolls-Royce Phantom III se mantiene como una pieza de colección codiciada y un testimonio del ingenio automotriz de la preguerra, apreciado por entusiastas y coleccionistas por igual.